El miedo a hablar en público tiene solución. Ahora bien, una cosa es decirlo y quedarse tan ancho, como acabo de hacer; y otra muy diferente es llevarlo a la práctica, ¿verdad? He de reconocer que a mi al inicio me daba cierto repelús hablar frente a grupos; fuese por no haber crecido en un entorno especialmente sociable, por haber tenido ciertos complejos que con los años fui perdiendo y por un largo etcétera. ¿Pero, sabéis qué? Que con los años es algo que podemos controlar. Hoy vamos a ver cómo.

El hecho de tener miedo a hablar en público (glosofobia) acarrea una serie de problemas que van mucho más allá del mero hecho de sentirse observado y, de cierta manera, inhibido. Es un limitante profesional, ya que por no abrir la boca en el momento oportuno perderéis muchas oportunidades de trabajo y posibilidades de destacar. También es un limitante amoroso, ya que el hecho de que os de vergüenza destacar y/o hablar ante grupos hará que perdáis la oportunidad de conocer a vuestra media naranja. Obviamente es un limitante para hacer nuevos amigos, ya que por razones evidentes no entraréis en contato con los entornos donde se mueven quienes sí pueden congeniar.
El miedo a hablar es un handicap que os puede acabar controlando la vida y derivando en otras problemáticas psicológicas aún más delicadas.
Por ello es conveniente que os paréis un momento y os preguntéis si de verdad eso es lo que queréis. Seguro que no, ¿cierto? Pues vais a tener que salir de vuestra zona de confort y echarle huevos. Si necesitáis ayuda más allá de los consejos que un mamarracho como yo os pueda dar, acudid al psicólogo; nadie mejor que él para echaros una mano. Ahora bien, también os digo que a veces, más que ayudar, hacen lo contrario.
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Consejos para perder el miedo a hablar en público
Algunos de los consejos son bastante sencillos de aplicar en el día a día; para otros quizá necesitéis algo más de práctica y/o valor. Vamos allá:
Reconoced que tenéis un problema y que queréis solucionarlo
Muchas personas que sufren de miedo a hablar en público achacan esta circunstancia a una mera timidez o directamente no le dan importancia.
Si queréis perder el miedo a hablar en público, lo primero es reconocer que tenéis un problema.
¿Por qué queréis perder el miedo a hablar en público?
Sí, ya sabéis que hablar en público es muy importante; y que es un handicap que tenéis. Pero, ¿por qué os gustaría exactamente perder o aminorar esa fobia? Tenéis que tener un objetivo que queráis conseguir; así, siempre que tengáis que dar un paso al frente, podréis visualizar vuestra meta. Puede ser hacer más amigos, dar un paso en el ámbito laboral, etc. ¿Qué es lo que os gustaría conseguir?
No penseis mucho las cosas
Uno de los problemas de las personas que sufren de glosofobia es el hecho de que cuando surge la necesidad o la posibilidad de hablar ante un grupo, le dan vueltas a si abrir la boca o no. Tienen un pequeño demonio en el hombro que les dice que la van a cagar, que se van a reir de ellos o que se van a trabar con las palabras. ¡Pues ni caso!
Lo mejor es que cuando detecteis una situación en la que os puede ser de utilidad ser partícipe, le echéis dos cojones (u ovarios) y saltéis a la palestra. Y da igual que lo hagáis como un elefante en una cacharrería (hasta cierto límite. Ver siguiente punto), ya que somos adultos y con la evolución hemos aprendido a escuchar y empatizar.
¡Nadie se va a burlar de vosotros! De hecho en la mayoría de los casos tratarán de ayudaros si veis que os cuesta.
No improviseis del todo si no estáis acostumbrados
Una cosa es que no os penséis mucho el dar el salto, y otra es que lo hagáis sin tener ni idea de qué vais a decir. Dad el paso cuando tengáis algo que comunicar; sea una opinión, una solución, una propuesta, etc. No vayáis suscitar la atención del público para decir un “emmmm, ummmm, ¿hola?”. Se que parece una chorrada, pero a veces pasa por no tener bien ordenadas las ideas en la cabeza.
Provocad situaciones en las que tengáis que ser protagonistas
Ojo, con esto no quiero deciros que os convirtáis en los payasos de la fiesta. Quiero decir que busquéis o no huyais de contextos en los que os va a tocar hablar en público. ¿Verdad que lo evitais? Pues no solo os diré que dejéis esa idea, sino que hagáis precisamente lo contrario. Salid de vuestra zona de confort cueste lo que cueste.
Una manera de hacer sería comenzando conversaciones grupales entre los compañeros de trabajo. ¿Cuándo fue la última vez que liderasteis una conversación grupal? Veréis que poco a poco el miedo a cagarla en público se va esfumando, que os vais sintiendo más confiados. Hay muchos que para esto utilizan el teatro; ahí lo dejo.
Aceptad vuestros defectos
Mucha gente que tiene miedo a hablar en público siente que se burlarán de ella o que la cuestionarán por algún rasgo físico, social o mental. Casos típicos son los de personas con sobrepeso, con gafas de cristales gruesos, con tartamudez o con complejos de inferioridad derivados de contextos familiares o incluso educativos (ojo con la manera en la que interpretais e interiorizais las relaciones de poder).
A no ser que os rodeéis de chimpancés embrutecidos o que tengáis 15 años, no tendréis problemas.
A estas alturas todos somos adultos y comprendemos que vivimos en un mundo plural. ¿Qué necesidad hay de que se burlen de uno por tener unos kilos de más, por tener un acento diferente o por tener más o menos estudios?
En este punto el problema no está en cómo seáis, sino en qué transmitais. Si tenéis interiorizada y aceptada vuestra “problemática”, no llamaréis la atención. El problema viene cuando lo utilizais como escudo para justificaros, arrinconaros o coartaros. ¡Sin miedo! Sentiros en igualdad de condiciones y así os tratarán.
Reconoced y disfrutad del éxito obtenido
Si le echais narices al asunto y os atrevéis a soltaros, iréis consiguiendo pequeños éxitos; disfrutadlos. No los deis por algo normal, ¡es un avance! No digo que os vayáis de juerga porque hayáis podido terminar una frase en vuestro grupo de trabajo; pero sí que al menos seais conscientes de que lo habéis hecho bien. Recordad que granito a granito se hace una playa.
Sed observadores y analizad las expresiones y resultados
Analizad qué expresiones puso la gente cuando hablasteis en público y analizad la manera en la que os expresasteis, fuese verbalmente o no. Con esto conseguiréis comprender qué trucos son los que os funcionan y cuáles no. Hay que ser realistas y comprender que tendréis que ir construyendo recursos hasta que consigáis una mayor soltura; no todos somos Steve Jobs.
¿Qué tipo de argumentos os funcionan?¿Tenéis problemas al vocalizar al hablar en público?¿La gente os hacía caso?¿Qué expresiones mostraba? Cuanto más conozcais el entorno en el que habréis de “luchar contra vuestros dragones interiores”, mejor.
No os lancéis si no estáis mentalmente preparados
Todo lo anterior está pensado para aquellos que estéis estables mentalmente. Y con esto no quiero decir que si os falta un tornillo debáis quedaros en un silencio social eterno; simplemente quiero decir que si estáis pasando por un momento de presión, inestabilidad familiar o cualquier otra razón que os puede estar nublando la mente, no es el momento para dar el paso y perder el miedo a hablar en público. Primero deberéis solucionar aquello que os tiene inestables para comenzar con este reto.
Acudid a un psicólogo
Si no os sentís con fuerza o apoyo suficiente como para lanzaros al ruedo por vuestra propia cuenta quizá sea buena idea que pidáis ayuda a un profesional en la materia, a un psicólogo. Eso sí, no a cualquiera que os crucéis en las páginas blancas (¿sigue existiendo esto?), sino a un psicólogo especializado en conductas sociales; a un psicólogo social.